ECOLOGÍA HUMANA: El café en los tiempos del cambio climático

El café en los tiempos del cambio climático

Amado Ríos Valdez

El cambio climático es un hecho y ya está tendiendo consecuencias graves para la vida de la humanidad en el planeta. La dependencia de la agricultura para proveer de alimentos a la creciente población mundial y la fuerte incidencia del clima en la producción agrícola, han generado la preocupación internacional sobre el impacto del cambio climático en la producción agrícola y pecuaria.
A nivel mundial, los tres últimos años han sido los más calurosos de que se tenga registro en la historia. Las emisiones de dióxido de carbono derivadas de los combustibles fósiles y de la actividad industrial empezaron a aumentar de nuevo en 2017 después de estabilizarse por un corto periodo. Muchas regiones están experimentando tormentas, inundaciones y sequías más graves y frecuentes. Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, las consecuencias para el clima de un mundo 2 °C más cálido son mucho mayores que las de un mundo 1,5 °C más cálido, y no vamos por buen camino para lograr detener ninguno de los dos catastróficos escenarios.

EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL CAFÉ

El 99% de la producción de café en el mundo se basa en dos especies llamadas comúnmente arábica y robusta. El café arábica evolucionó en el ambiente frío y sombreado de los bosques montañosos de Etiopía en donde existe una sola estación seca que coincide con los meses de invierno. La temperatura óptima para esta especie fluctúa entre 15° y 24° C. Temperaturas más elevadas tienen un impacto negativo en su rendimiento y calidad. La precipitación requerida es de 1,500 y 2,000 mm/p.a. aunque hoy en día la irrigación permite que el arábica sea también cultivado en zonas de lluvias insuficientes.
El café Robusta evolucionó en las tierras bajas a través del Africa Ecuatorial, especialmente en los bosques de la cuenca del río Congo y cerca de la creciente del lago Victoria en Uganda. Crece mejor en las zonas de abundante lluvia de alrededor de 2,000 mm por año, en altitudes que van desde el nivel del mar a unos 800 metros. Las precipitaciones deben estar bien distribuidas durante la mayor parte del año porque el árbol robusta tiene raíces relativamente poco profundas. La temperatura óptima varia de 22 ° a 26 ° C y la especie es menos tolerante de temperaturas muy altas o muy bajas como los tolera el arábica.
La complejidad y la incertidumbre no hacen posible ser precisos respecto de los impactos que tiene ya el cambio climático en la producción de café, aunque es generalmente reconocido que afectará tanto a los productores del arábica como a los del robusta. Se estima que las temperaturas mas elevadas contribuirán a que ciertas zonas productoras sean menos apropiadas o totalmente inapropiadas para el cultivo del café, lo que significa que la producción tendrá que desplazarse a zonas que antes no ocupaban, generalmente zonas más altas y más frías.
Las incidencias de plagas y enfermedades aumentarán mientras que por otro lado la calidad del café podría sufrir; todos estos factores pueden limitar la viabilidad de los actuales productores del café de alta calidad. Un mayor número de cafetales podrían requerir cultivo bajo irrigación lo que podría aumentar la demanda de los escasos recursos de agua. Todo lo que antecede contribuirá al mayor costo de producción y por otro lado pocas partes en el mundo podrían ser apropiadas para la producción del café.

LA INCIDENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA PRODUCCIÓN DE CAFÉ EN MÉXICO

Se calcula que para el año 2050, el 79 por ciento de las tierras hoy aptas para sembrar café de alta calidad y en sombra dejarán de serlo. Según datos de la SAGARPA, México es el undécimo productor de café en el orbe y del total generado en territorio nacional, el 40% provienen de Chiapas; el segundo lugar lo ocupa Veracruz, con un 24 %.
En agosto de 2012 se detectaron brotes inusuales de roya en los cafetales chiapanecos, pues esta enfermedad que solía tener por límite los 800 metros sobre el nivel del mar (msnm), de pronto se hizo presente en terrenos localizados hasta a mil 700 metros de altitud, fenómeno que los científicos han atribuido al cambio climático.
La roya del café es una enfermedad provocada por el hongo Hemileia vastatrix, el cual no se presentaba por encima de los 800 metros de altura sobre el nivel del mar hasta 2008, cuando se registró un brote muy agresivo en Perú y Colombia que acabó con plantaciones por encima de dicha altitud. Poco a poco esta epidemia se abrió camino por Centroamérica hasta llegar, en 2012, a Chiapas.
Una de las regiones más dañadas fue en Chiapas, la región del Soconusco, con sembradíos de café de altura ubicados entre los mil 100 y los mil 700 msnm y donde jamás se había registrado algo parecido. El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (
SENASICA) llegó a manejar cifras desde 60 hasta 80 por ciento de pérdidas.
En el año 2015, ante la grave crisis de producción del café nacional producido por la roya, la SAGARPA impulsó el Programa Integral de Atención al Café (PIAC) y las consecuencias ya comienzan a ser perceptibles, tanto a nivel económico como ecológico.
Una de las líneas estratégicas de este plan —aplicado a partir de la cosecha 2015-2016— es el mejoramiento integral de cafetales y, en el caso del Soconusco, la sustitución de las plantas tradicionalmente usadas por los lugareños, la Borbón y la Típica (ambos de la especie Arábica), por híbridos más resistentes a la roya y al cambio climático.
Tradicionalmente, el café que crece en el Soconusco es orgánico, de alta calidad en taza y se cultiva bajo sombra, es decir, a resguardo del Sol directo gracias a la sombra proporcionada por el follaje de árboles vecinos, por lo que este sistema agroforestal ayuda a preservar la flora, fauna, el suelo y agua del lugar; sin embargo, con la sustitución impulsada por la SAGARPA esto comenzó a cambiar.
Las variedades que promovió la SAGARPA, si bien eran más resistentes a la roya, implicaron el incremento de prácticas más agresivas con el medio ambiente y que se alejan consistentemente de las de la agricultura orgánica, que tanta fama le han dado al café chiapaneco. Incluso se promovieron variedades que requerían de una mayor incidencia del sol, por lo que algunos productores comenzaron a talar los árboles que producían la sombra que requerían las anteriores variedades, impactando negativamente a la diversidad de la flora y la fauna.
Sin duda la producción de café en México y en el mundo ya ha resentido los efectos del cambio climático. Ante las escasas perspectivas de que se revierta el calentamiento global, al menos en los próximos 50 años, los productores de café deben urgentemente adaptarse al cambio climático buscando mantener la calidad y cantidad de su producto. De las medidas de adaptación de la producción de café en condiciones de calentamiento global trataremos en la siguiente entrega de Ecología Humana.

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Last modified on Martes, 22 Enero 2019 18:16
Carlos A. Jiménez Vázquez

  • Premio Nacional de Periodismo Ambiental (2006)
  • Reconocimiento Nacional a la Conservación de la Naturaleza (2009)
  • Premio Estatal del Medio Ambiente (2010/2012)
  • Reconocimiento Estatal al Mérito en Investigación 2013
  • Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos
  • Miembro de la Asociación Nacional de Locutores -Delegación Tuxtla Gtz.-

www.biosfera10.org

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